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Eldorado
verde de Piura
Donde
dicen que una ciudad se hundió, aflora una sorprendente
biodiversidad.
Por
Nelson
Peñaherrera C
/ FACTORTIERRA.NET
Fotos por André
Baertschi
Turn it in english

Una
iniciativa liderada por Naturaleza y Cultura Internacional, tanto
logística como ambientalmente.
SAPALACHE,
Piura – Ha pasado década y media. La primera vez que
supimos del cerro Chinguelas
no fue en términos auspiciosos: aproximadamente desde inicio
de milenio ya se realizaba exploración y explotación
minera en el mismo lugar donde otras personas buscaban biodiversidad
y nace el afluente más occidental del río Amazonas.
¿Hay
oro en la zona? Desde que en el pasado geológico pareció
estar sometida a vulcanismo, la probabilidad existe; pero la
referencia que tenía alguna gente del distrito El
Carmen de la Frontera
(provincia Huancabamba)
se remontaba mas bien a un pasado legendario… espectral para
ser más preciso.
Se
Supone que la ciudad de Chicuate
estaba en la ladera del cerro del mismo nombre y basaba su
prosperidad en la extracción de oro hasta que un fuerte
terremoto se la tragó e hizo emerger una laguna en su lugar,
que aún existe. Se tiene información que desde el siglo
XIX, había gente que viajaba hasta allá para recolectar
las pepitas de oro que aparecían en el espejo de agua y los
riachuelos que nacían de él.
Personas
afirman que los aventureros actuales que desean conseguir el metal
precioso deben tener cuidado del ‘encanto del cerro’, que
produce una súbita neblina, desorienta y desaparece.
Quizás
la ciudad de Chicuate no sea tan legendaria después de todo.
De hecho, la ciencia reconoce un fenómeno llamado licuefacción
de suelos,
que puede producirse cuando un evento altamente violento, como un
terremoto, remueve el suelo y lo permea ante la presencia de una napa
freática masiva. El suelo se hunde, el agua aflora.
El
valle del Huancabamba es hasta hoy un área sísmica,
y, aunque no se tienen registros de hace doscientos o trescientos
años o más atrás, sí se sabe que en
1912,
un sismo, que se ha estimado en intensidad VIII en la actual escala
de Mercalli,
se originó allí y remeció todo Piura.
La
neblina tampoco tendría nada de mágico pues es un
fenómeno común en el lugar; se ha probado clínicamente
que bajo condiciones de frío extremo, como el del páramo
piurano, la
desorientación y subsecuente muerte son altamente posibles.

Despejando
el panorama
Pero
la neblina también da vida, y en abundancia. Eso es lo que
hace cuatro años interesó a Naturaleza
y Cultura Internacional
(NCI), que detectó otro tipo de riqueza tanto en el cerro
Chicuate como en el vecino cerro Chinguelas: una gran biodiversidad,
acaso una síntesis de la existente en todo el Perú.
Ambas
montañas son parte de la comunidad campesina Segunda y Cajas,
que desde 2004 se hizo notoria por emprender una
guerra contra proyectos mineros corporativos
bajo el temor de un daño al medio ambiente; aunque en Abaspite
y río Samaniego se desarrolla minería ilegal.
En
la mente de muchos comuneros bastaba vestir con ropa de explorador y
hablar con acento distinto al local para ser acusado de minero…
y así es como justamente lucía la gente de NCI cuando
se acercó a la dirigencia para plantearles un ambicioso
proyecto que podría proteger los bosques de neblina y los
páramos del Chinguelas y el Chicuate, con toda su
biodiversidad
Dos
años costó generar confianza, hasta que el presidente
de Segunda y Cajas, Samuel Labán Clemente, dio el paso. Con
ayuda de NCI y la asesoría del Sistema Regional de
Conservación de Áreas Naturales, comenzó el
largo y engorroso proceso de justificar ante el gobierno peruano, la
necesidad de crear un Área Privada de Conservación
(APC).
En el esfuerzo también
se involucraron PRONANP,
ECOANDES,
PROFONANPE
y CONDESAN.
World Land Trust financió la iniciativa.

Una
mezcla de ambos lados
El
2 de junio pasado, el Ministerio
del Ambiente
emitió la resolución
138-2016
que permite preservar 271,07 km2
de “bosques nublados y pajonales” por los próximos
cinco años con opción a renovarlos, convirtiéndose
en la más extensa del departamento de Piura y la tercera más
extensa de su tipo en todo el Perú.
NCI
acota que “alberga la tercera parte de los bosques húmedos
según la ZEE Regional, Zonificación Económica
Ecológica”, y los predios beneficiados están
legalmente registrados. En realidad, se fueron siguiendo todos los
pasos necesarios para garantizar que todo el sitio fuera
ambientalmente atractivo y formalmente posible.
“Este
es un logro de la comunidad Segunda y Cajas, que asumió el
liderazgo de la propuesta”, afirma Katty Carrillo Távara,
responsable deNCI.
“El
ámbito hoy protegido registra 487 especies de plantas, 11 de
las cuales se encuentran amenazadas, (además de) especies
maderables de alto valor comercial como el cedro rosado (Acrocarpus
fraxinifolius);
162 especies de aves y 44 de mamíferos y 15 de réptiles
y anfibios”, explica NCI.
LA
APC Chicuate-Chinguelas se encuentra en un punto crítico donde
la Cordillera de los Andes no supera los cuatro mil metros de
altitud, conocido como la Deflexión
Huancabamba,
una especie de gran depresión que comienza en las costas de
Paita, en el litoral de Piura y se extiende casi hasta la costa oeste
de África.
La
altitud más baja de la APC es 1300 metros cerca de las
localidades de Abaspite y Huachumo, en la llamada selva alta, al
este; de ahí da un salto hasta los 3850 metros en el norte,
colindante con los páramos o jalcas del distrito de Pacaipampa
(provincia Ayabaca), donde nace el río Quiroz.
Esto
favorece el trasvase amazónico, el paso de humedad desde una
de las selvas más extensas del planeta, al este, y su
encuentro eventual con la humedad que asciende desde el Pacífico,
al oeste. Como resultado hay flora y fauna combinadas de ambas
vertientes, una de tipo andino-amazónica en un territorio que
equivale a poco más de la mitad del de Andorra o 1¾ del
de Liechtenstein, ambos países de Europa.
“Esto
hace posible la presencia de tres tipos de monos que antes solo
fueron registrados en (la) Amazonia, el coto mono aullador (Alouatta
seniculus),
machín blanco (Cevus
albifrons)
y el tutachi o mono nocturno (Aotus
nancymae)”,
detalla NCI. También se han hallado tapires andinos (Tapirus
pinchaque),
osos de anteojos (Tremarctus
ornatos),
tucanes (Ramphastos
toco),
y quizás el hallazgo más sorprendente es el gallito de
las rocas (Rupicola
peruviana),
el ave nacional del Perú.
“El
espacio hoy protegido es una muestra representativa del corredor de
Páramos y de los Bosques Montanos de los Andes del Norte”,
subraya NCI.
Se
calcula que cuatro mil 900 personas viven en la flamante APC
Chicuate-Chinguelas, quienes ahora tendrán que trabajar para
que el equilibrio ecológico no se rompa por actividades que la
dañen, lo que también desprotegería legalmente a
toda esa zona. Aún no está claro el impacto sobre
proyectos de explotación minera como Río
Blanco,
e incluso sobre los quimbaletes que se han detectado por la zona
adyacente.
De
los llamados ‘guardianes del agua’ depende que no se
hunda en la tierra el tesoro que están preservando a vista de
todo el mundo.
Texto:
©
2016 Asociación Civil Factor Tierra. Todos los derechos
reservados. Fotografías:
©
2016 André Baertschi. Todos los derechos reservados.
Reproducidas por cortesía del autor y Naturaleza y Cultura
Internacional.
Otra
iniciativa en la que NCI está involucrada: Dueños
líquidos.
© 2007-2016 Asociación Civil
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e-mail:factortierra@gmail.com